EDUPASIÓN
Publicado por Edupasión en La Voz de Edupasión el 21/04/2019

Primeras reflexiones, preguntas y sin embargos
Roque Iturralde
Para Edupasión
Partimos, como sabemos, de la afirmación “Si solo la educación puede cambiar el mundo y el mundo no ha cambiado, entonces debemos cambiar la educación”.
Avanzamos en el proceso de consulta con actores sociales sobre su percepción con respecto de la educación y sus expectativas y recomendaciones para transformarla. Lo hacemos estrictamente apegados al principio de consultar primero a aquellos a quienes en general no se les pregunta. Luego hemos tocado puertas de personas representativas de grupos más sofisticados y hemos llegado al umbral del recinto de los expertos.
Encontramos interesantes opiniones y orientaciones que nos llevaron a reflexionar, más que sobre como es o debe ser el sistema educativo, a pensar en los resortes profundos que mueven la construcción de las relaciones en nuestra sociedad, sus taras, sus potenciales, sus implicaciones.
Sin embargo, conforme avanzamos, nos asalta un temor: que este eduapasionado proceso de reflexión, derive en los lugares en que siempre se estancan los esfuerzos por hallar salidas al problema de la educación. Que al final, con un poco más de calidad en las intervenciones, se termine reflexionando sobre cómo mejorar un sistema cuya ineficacia está a la vista y se repita por enésima vez un conjunto de recetas, más o menos iguales, para tratar de cambiar un problema que no se ha resuelto con esas reflexiones.
Como quedó dicho en un momento del proceso de reflexión, “los expertos sabemos que es lo que funciona y lo que no en la educación; sabemos qué se debería hacer.” Quedó dicho también que, si esto es así, y no se ha hecho lo que se debería, el punto crítico está en las características de la sociedad: “racista, clasista, insolidaria, poco creativa…en la que el poder busca mantener una condición de estado feudal que impida cambios profundos en la sociedad”
Parecería ser, en esa línea de pensamiento, que actuar en y desde el sistema con la finalidad de transformarlo, no es un utopía, sino un absurdo.
Creemos, entonces, que convendría pensar en los términos de Tomás Moro, al menos como ejercicio de reflexión. Visualizar nuestra isla Utopía, en la que plantearnos desde el interés común, una visión transformadora de la educación que permita la construcción de una sociedad ideal.
Para no repetir, en cambio, la gimnasia recurrente de plantear utopías solo capaces de quedarse en documentos curiosos o interesantes, proponemos pensar en una Utopía mirada desde lo Posible.
Nos planteamos, en consecuencia, provocar como parte del proceso Edupasión una tanda de pensamiento no solo crítico y analítico sobre el sistema; sino y sobre todo de pensamiento divergente, rupturista, que nos remita a situaciones que fuercen una reflexión exigente y profunda en el marco de propuestas inesperadas.
Uno de los métodos será iniciar conversaciones con actores diversos desde la formulación de preguntas que inicien con “¿Es posible…?”
Por ejemplo:
¿Es posible pensar en una escuela sin evaluaciones académicas?
¿Un formato en el que los docentes no deban llevar un registro de calificaciones y que elimine completamente el sistema de puntajes?
Esto, y ahí́ el reto, sin descuidar la calidad o relajar la gestión.
¿Es posible una educación en la que la asistencia no sea obligatoria en el nivel secundario? ¿En el que la preparación de los niveles primarios sea tan motivadora que asegure la continuidad voluntaria en el siguiente nivel?
¿En el que la oferta del colegio sea tan atractiva que los jóvenes elijan completar su bachillerato por su propio interés y motivación?
¿Es posible generar un sistema educativo sin escuela?
¿Es posible que la educación privada, concertada, pagada, se concentre exclusivamente en formatos de experimentación científica, artística o técnica?
¿Es posible una educación “gratuita”, en un formato de economías colaborativas, en las que los padres de familia entreguen tiempo-talento a las unidades educativas o a la comunidad, a cambio de la asistencia de sus hijos a las instituciones educativas, tanto publicas como privadas?
¿Es posible cambiar el modelo de “profesores que enseñan lo que saben”, por “profesionales que comparten lo que les apasiona”?
Reflexionar apasionadamente sobre esto
Eso es Edupasión.
NOTA: Los contenidos expresados en este texto responden al criterio de sus autores y no necesariamente representan la opinión oficial de EDUPASIÓN ni de sus promotores.